
El mundo a mi parecer es el pensamiento de Dios hecho realidad. Obedece a su dedo creador y está cuidado por su mirada tierna y poderosa. El mundo le da gloria y baila a su compás.
Entre todos los seres de este mundo es increíble vislumbrar esa subjetividad libre que es capaz de interrelacionar con el Creador que es el hombre. Al considerar ese privilegio, la persona humana se pone en el centro del mundo porque Dios le ha dado un sitio preeminente por la naturaleza que le ha concedido.
Pero ¿Qué papel tiene la persona humana en el mundo? ¿Nos podemos relacionar con él y de qué manera? ¿Cómo vemos el mundo? ¿Como algo material? ¿Como fruto de un proceso mental? o ¿como fruto de la cultura que nos rodea? Karl Popper nos sugiere que hay tres mundos posibles y me parece que no es descabellado porque realmente existen. El primer mundo es el de los objetos físicos, el segundo es el de los procesos mentales donde irradian las sensaciones y donde está el pensamiento; es decir, el mundo de las experiencias subjetivas. Y el tercero es el del conocimiento objetivo, donde se analizan los procesos mentales del segundo mundo.
El mundo lo es todo y con la palabra todo nos referimos a lo físico, lo mental y todo lo construido por el ser humano como cocreador del universo.
El universo está en una continua evolución y dinamismo porque no es estático, la persona humana, de hecho, es la responsable de éste, pues con su actuación puede mejorarlo o destruirlo. Qué importante es que sueñe con un mundo más humano, más justo y aproveche su racionalidad, su capacidad tecnológica para servir a la sociedad y para cuidar el planeta para las futuras generaciones.
El segundo mundo de Popper también forma parte del universo, ya que no sólo existe lo físico, sino que es muy real también la subjetividad del ser humano y sus procesos mentales. De estos procesos surgen las ideas, los sueños y los proyectos que se aplican en el mundo. Sin estos procesos, sin las ideas innovadoras nos estancaríamos y no habría evolución. Asimismo, las sensaciones que forman parte de este segundo mundo de Popper son parte del mundo; el dolor y el sufrimiento, como decía Lewis son la piedra de toque del amor, pero también la alegría, el entusiasmo, el placer de sentirse vivo, de sentirse amado y querido son parte importante de la vida del ser humano.
De ahí que de nuestra subjetividad depende el que sepamos tratar al mundo. O somos unos déspotas y sometemos al mundo a nuestros pies y a nuestros intereses, o bien colaboramos contando con los demás a la mejora del ecosistema y de la humanidad.
¿Qué importante es entonces esta pregunta: qué es el mundo para mí? ¿Cómo es mi relación con él? ¿Quién es el ser humano y los demás?
El mundo es un don, por lo tanto, la relación con él es de responsabilidad y de cocreación. No puedo caer en una actitud pasiva ante lo que pase en él cuando lo estamos destruyendo y cuando nos maltratamos a nosotros mismos y a los demás. La persona humana tiene un papel especial en el mundo por su naturaleza libre y su capacidad de amar, por esta necesidad y capacidad, el ser humano es un ser social y relacional constitutivamente y, por eso, vivimos en sociedad y juntos cuidamos al mundo.
Qué riqueza y qué decoro da al mundo la cultura en todas sus manifestaciones -la educación, las costumbres, el conocimiento objetivo, el arte, el lenguaje, etc.- La cultura nos ayuda a entender mejor el mundo existente y los posibles que hay.
El arte de Van Gogh y la teoría de la relatividad de Einstein, junto con otros productos del pensamiento y de la creatividad, son parte de ese mundo tercero del que habla Popper, y estas manifestaciones nos enseñan a ver el universo desde ese prisma, que nos lo enriquecen.
Ante esta magnitud del universo, este don que es el mundo, y la subjetividad libre y capaz de amar del ser humano, solo cabe esperar una actitud humilde, propia de una criatura que le sobrepasa la dádiva de estos dones y la responsabilidad respectiva. Una humildad que nos lleve a servir a este mundo y a esta sociedad como somos capaces y a potenciar los talentos que cada uno tenga para hacer de este mundo un lugar más perfecto y feliz.
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